La pésima ejecución presupuestal en materia de inversiones desde muchos años atrás es una constante gubernamental. No es algo nuevo ni novedoso, es un escándalo que recorre todos los niveles de gobierno sin excepción. El Gobierno Nacional responsabiliza a los Gobiernos Regionales y Municipalidades y viceversa. Los datos concretos nos dicen que todos están mal. El año 2007 todos los Ministerios del Gobierno Nacional, ejecutaron hasta diciembre el 61.3 % del presupuesto de inversiones y los Gobiernos Regionales en promedio ejecutaron 50.5%. En el 2008 empeoraron, el Gobierno Nacional ejecutó 50.3%, los Gobiernos Regionales el 43.6 y las Municipalidades Provinciales capitales de departamento el 52.4%. Al primer semestre del 2009 el Gobierno Nacional viene ejecutando el 23.1%, los Gobiernos Regionales el 17. 6% y las Municipalidades Provinciales capitales de departamento el 24.8%
La pésima ejecución de las inversiones públicas es tan grave que el Gobierno Nacional decidió ampliar el cierre del presupuesto del 2007 primero a marzo del 2008, luego a junio del 2008 y finalmente a setiembre del 2008. En el caso del presupuesto del 2008 con un solo decreto se autorizó el uso de recursos hasta setiembre del 2009. Los años presupuestales hoy son casi bianuales. Sin embargo, a pesar que hoy se tiene, como nunca antes, 21 meses para invertir, no se ejecuta todos los recursos. Hay una enorme incapacidad de gestión en materia de ejecución presupuestal.
No es correcto y menos bueno que el Gobierno Nacional responsabilice a los gobiernos subnacionales cuando su capacidad de ejecución en muchos casos es peor que la de ellos, pero sobre todo, porque dicho discurso implica mayor incapacidad del Gobierno Nacional. Si ahora lo transferido a los Gobiernos Regionales y Locales es mucho mayor, cómo es posible que con menos competencias y responsabilidades el Gobierno Nacional esté peor. ¿Quiere eso decir que el Gobierno Nacional en lugar de haber mejorado su eficiencia al tener menos competencias que ejercer ha empeorado su capacidad de gestión?.
A esa situación debe añadirse que la buena decisión del actual gobierno de impulsar un Shock de Inversiones el 2006 no ha tenido un buen correlato de ejecución. Lo que se pensó para invertir en un año, vamos en el tercer año y aún queda mucho sin ejecutar.
Igual ocurre con el Plan de Estímulo Económico para enfrentar la crisis internacional, los miles de millones adicionales destinados para dicho fin se vienen ejecutando muy lentamente. El mencionado plan, lamentablemente para el Perú y los peruanos, parecería que tendrá el mismo fin que el shock de inversiones. Buena decisión, mala ejecución y limitado o casi nulo impacto.
Por otro lado, la “bonanza económica” del Perú en los últimos años gracias al crecimiento económico sostenido de los últimos 8 años ha permitido acumular recursos para mejorar su asignación a la inversión pública. Lamentablemente la ejecución de la misma es baja. Tanto que lleva a pensar sobre el verdadero impacto de dicha inversión pública en el crecimiento nacional. Es bajo, como bajo es el peso de la misma comparado al peso de la inversión privada en el PBI del Perú.
Asimismo, la reducción de la pobreza en términos monetarios de los últimos 4 años coincide con la estancada ejecución presupuestal de la inversión pública, situación que lleva a valorar el verdadero impacto de la acción gubernamental en este grave problema. Creemos que en este caso, el impacto es relativo y que, al igual que con el crecimiento económico, la reducción de la pobreza es más consecuencia del crecimiento económico por inversión privada que por inversión pública.
Si el crecimiento económico y la reducción de la pobreza son producto principal del incremento sostenido de la inversión privada de los últimos años, quiere decir que la dramática disminución de ésta como consecuencia de la crisis financiera internacional, acompañado de la pobre ejecución de la inversión pública, tendrá este año y los siguientes, desgraciadamente, un serio impacto en la disminución del crecimiento y en el incremento de la pobreza. Por ello, si no es incapacidad gerencial la ejecución presupuestal, entonces, ¿será responsable la desidia de los funcionarios o la “insensibilidad burocrática” respecto del desarrollo del país y la lucha contra la pobreza?.
Hoy, el Sistema Nacional de Inversión Pública y el Sistema de Contrataciones Públicas, a diferencia de hace 3 años han sido tan modificados y flexibilizados, que deben permitirnos valorar la validez de las mismas. En otras palabras, o las modificaciones que se vienen realizando son inadecuadas, motivo por el cual deben ser otra vez modificadas o, siendo buenas, los funcionarios son incapaces de usarlas correctamente, en cuyo caso debe cambiarse a dichos funcionarios. Lo que podría ser peor y no lo descartamos es que varias de las modificaciones son inadecuadas y que los funcionarios con responsabilidades en las materias no tienen capacidad para dichos cargos.
Nosotros creemos que son múltiples las razones para explicar la pésima ejecución presupuestal, desde decisiones de políticas inadecuadas como la fusión irracional de diferentes organismos descentralizados y programas sociales, la incapacidad de varios funcionarios para los cargos que han sido designados, la fuga de buenos funcionarios públicos al mundo privado, el inexistente acompañamiento y asistencia técnica a los gobiernos subnacionales, las inviables modificaciones al SNIP y las contrataciones públicas, etc.. Lamentablemente son muchas y de diverso tipo, para ser admitidas y corregidas, por quienes tienen la soberbia como signo distintivo de gobierno.
Quizás, por el bien del Perú, una audaz salida, con el vapuleado actual Premier, consista en declarar en emergencia la ejecución presupuestal de la inversión pública. La coyuntura nacional e internacional ayudan, sólo basta capacidad de escuchar y una humilde decisión política al respecto